





Victoria ¿Qué música quieres escuchar? La respuesta fue inmediata: God Save the Queen. Esa petición es un avance de lo que sería su vida o mejor dicho una obsesión: ser una buena Reina. Llevaba tiempo sin escribir sobre mujeres de la historia y sus vestidos blancos, pero en esta ocasión tengo que asegurar que la Reina Victoria de Inglaterra es la mejor embajadora del vestido blanco. Ella es el perfecto ejemplo de llevar nuestra prenda favorita en los acontecimientos más importantes de su historia. Fue una de las it- girl del S.XIX, no tenía blog, pero fue fiel a su diario en el que escribió todos los días de su vida, gracias a éste nos han llegado pensamientos y testimonios de la época.
La semana pasada Reyes disfrutó al escribir sobre Diana, la Reina de Corazones, y como lograba transmitir sus emociones mediante el vestuario. En mi caso como soy un poco más clásica, mi elección es la Reina Victoria de Inglaterra. Desde pequeña ha sido un personaje que despertaba mi interés por diversos motivos que han ido creciendo conforme he ido leyendo libros, viendo las películas (Los jóvenes años de una Reina, La Reina Victoria) y actualmente enganchada a la serie de la BBC (impaciente por ver la segunda temporada). Lo explica muy bien el Winston Churchill de ficción en la serie The Crown, cuando las mujeres inglesas llegan al trono sus reinados son los más recordados. En el caso de Victoria, similar al de Isabel II, no estaba previsto su ascenso al trono, podríamos decir que fue un capricho del destino. Como consecuencia ambas no fueron educadas para el trabajo de Reinas y no les gustaba estar con gente muy instruida porque decían no tener conversación. Lo curioso es que las dos tuvieron a sus lados dos políticos que marcaron la historia de Inglaterra: uno fue el liberal William Lamb, más conocido por su título Lord Melbourne y el otro el conservador Winston Churchill.
Más de 60 años de reinado han dado para cambiar de estilos en la moda, pero como os decía al principio Victoria ha sido el verdadero ejemplo del espíritu de Entre Vestidos Blancos. El blanco es el protagonista hasta la muerte de su adorado esposo, Alberto de Sajonia-Coburgo, que lo cambio por el negro. Su coronación, su boda que fue la primera en la que la novia caminó al altar con nuestra prenda fetiche. ¡Ah! La corona fue de flores de azahar y eso siendo la dueña de unas cuántas diademas, tiaras y coronas…
Para que os hagáis una idea de la influencia de la época victoriana en mí, que me he vuelto loca para la boda de una de mis mejores amigas buscando un cuerpo con manga de jamón y encajes, la falda con polisón es lo que me falto para completar. Siendo purista con la historia de la moda, el look sería de la etapa final del reinado de Victoria, porque la década del 1856-1869 eran los miriñaques o crinolinas con aros en las faldas mientras los cuerpos se ajustaban con corpiños y abundancia de adornos. Entrados en la década de 1870, los escotes se vuelven cuadrados, mangas de tres cuartos para pasear por la mañana. Mientras en la noche se pronuncian los escotes, el cuerpo sin manga y el volumen era en el trasero, lo que denominan el polisón. Este invento desde luego es perfecto para disimular a las que tenemos como dicen en mi familia, “trasero Navarrete”. Para finalizar decir que los complementos eran indispensables, capotas, tocados con plumas, abanicos, sombrillas…
Viendo la moda de este siglo, me preguntó. Siendo una Reina de carácter y por lo que cuenta Cristina Morató en su libro de Reinas Malditas, no debía de ser fácil de llevar. Cuando tocaban sus ataques de irá lo mejor era que no te tocará cerca porque los cimientos de Buckingham temblaban. Aunque es considerada la abuela de Europa, no quería tener hijos, de hecho, no dio el pecho porque no le gustaba. Mientras su esposo era de costumbres alemanas, madrugar y no trasnochar, ella todo lo contrario, le gustaba el baile y el champagne. ¿Quién habría sido su diseñador de cabecera en este nuevo siglo? Seguro que Alexander McQueen estaría entre ellos o quizás el canadiense Erdem Moralıoğlu, que tanto gustan a Kate Middlenton, y sus vestidos estampados son el sueño de muchas it-girls. Yo he estado revisando varias firmas inglesas y creo que algunas podrían haber sido perfectas para llenar el ropero de vestidos blancos de esta Reina que tuvo claro desde que supo su destino que ella sería Victoria I, una buena Reina.
Carmen García de Zúñiga Pedrosa
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